
Todas las empresas tienen que cruzar ríos, algunos más caudalosos que otros, pero ríos en definitiva. Nosotros hemos caminado durante mucho tiempo por senderos bien marcados y bien asfaltados y ahora nos encontramos en la orilla de un río, temerosos de la corriente que tiene.
Algunos lo cruzarán a caballo como si de el mismo Rubicón se tratase, otros construirán un puente grande y nos mirarán desde las alturas.
Capacidad no nos falta para construir un puente o para montar a caballo, pero no tenemos los reales necesarios para comprar ladrillos ni cemento, ni alimento para el bello animal, por lo tanto, hay algunos que creen que nos vamos a mojar.
Pero desconocen que existen piedras grandes en el río que, encontrándolas, permiten llegar a la orilla de enfrente sin tener que mojarse.
No temo a resbalarme en una piedra y caerme, no; temo a estar dando saltos por las piedras sin conocer la dirección en la que me estoy moviendo.