lunes, 17 de mayo de 2010

¿TENEMOS MÚSCULO? EL EMPRENDIZAJE EN LA EDUCACIÓN


Los expertos achacan a un problema cultural la falta de espíritu emprendedor y aconsejan ofrecer formación específica para trabajar por cuenta propia.

La crisis económica ha mermado los ánimos para poner en marcha un negocio. Los datos así lo demuestran: el índice de actividad emprendedora cayó un 27,1% en España entre julio de 2008 y el mismo mes del año siguiente, y el 56% de los empresarios que cesaron su actividad atribuyen su decisión a la coyuntura, según revelaba el Informe GEM 2009 del IE Business School. Además, al 86,5% de los trabajadores por cuenta propia le ha afectado directamente la situación económica durante el primer trimestre de este año, de acuerdo con el Observatorio del Trabajo Autónomo de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA).

Pero no toda la culpa recae en los vaivenes financieros. Existe un factor propio de España, posiblemente más difícil de resolver, que hace que trabajar por cuenta propia no se contemple como una opción atractiva de futuro: el elemento cultural. "La tradición española está más orientada al que me resuelvan el problema, que a voy a resolver el problema. Quizá por este motivo, los jóvenes no sientan ganas de cargar con la responsabilidad que supone crear empleo mediante la iniciativa empresarial", considera Inmaculada Álvarez, presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias de Madrid (Aseme).

Ángel Colomina, director general de Incyde, también cree que se trata de una cuestión cultural. "El espíritu emprendedor disminuye a medida que aumenta el nivel de formación, porque no se desarrollan las competencias para el trabajo propio. Por eso los estudiantes valoran más el empleo por cuenta ajena".

El fracaso.

Dentro de esta singularidad nacional, el miedo al fracaso tiene un papel destacado a la hora de desmotivar. "Está constatado que en España el error se percibe de forma negativa. El emprendedor no sólo se enfrenta a las dificultades propias del proyecto, sino que, además, ha de soportar el escarnio del fallo si sale mal", apunta Juan Vicente Sánchez-Andrés, director del programa de emprendeduría de la EOI.

Este miedo no se percibe como algo negativo en Estados Unidos, por ejemplo, donde "se valora más a aquel que se ha equivocado una vez", dice Patricio Rodríguez-Carmona, presidente de Ceaje. Y propone que se lleven a cabo "campañas orientadas a la percepción del fracaso, para evitar que los emprendedores con un elevado potencial desestimen nuevas actuaciones después de un intento fallido".

Cambios en la educación.

Los expertos identifican que el origen de esta situación se encuentra en el mismo sistema educativo. "Es imprescindible formar a los estudiantes para que tengan inquietud por descubrir oportunidades y que sean capaces de superar los obstáculos", expone Javier Ortega, director de Fundación Empresa de la Universidad de Navarra. Algo que, por ahora, o no se hace o no se realiza con la suficiente intensidad.

"Partimos de la falta de un proyecto educativo que contenga asignaturas relacionadas con la cultura empresarial. Es necesaria la puesta en marcha de materias que enseñen a emprender en todos los niveles educativos, para que el alumno perciba la opción de ser empresario como una alternativa real y viable", explica Rodríguez-Carmona.

Para ello, Colomina pide que se fomenten competencias relacionadas con el autoempleo, como son la capacidad de asunción de riesgos, de liderazgo, de comunicación, de gestión de equipos y de tiempo, así como la motivación. "Es necesario unir el espíritu emprendedor, los mecanismos para poner en marcha un negocio y la cultura empresarial", añade.

Por su parte, Sánchez-Andrés señala que "es obligada una promoción de la cultura del esfuerzo y de la excelencia. El sistema educativo no fomenta el espíritu emprendedor".

En este sentido, varias universidades ya se han puesto manos a la obra para fomentar la creación de empresas. Ortega explica que "lo ideal es tratar de enseñar a los estudiantes a solucionar los problemas que se encontrarán mediante el testimonio de empresarios, cursos de creación de compañías o juegos de simulación".

La Universidad Francisco de Vitoria, por su parte, puso en marcha Desafío Emprende UFV: un encuentro entre alumnos y empresarios con el fin de despertar el ánimo emprendedor mediante la formación teórica y práctica.
"Se puede ejercitar la aptitud emprendedora como se hace con un músculo. En todos está la posibilidad de ser empresarios", concluye la presidenta de Aseme. Y más, cuando se trata de una fórmula que genera empleo en un mercado laboral con más de cuatro millones de desempleados.

http://www.expansionyempleo.com/2010/05/17/mercado_laboral/1274086407.html

1 comentario:

  1. El Proyecto Educativo de Diocesanas, que se redactará a lo largo del próximo curso, debiera de potenciar "el emprendizaje", como seña de identidad y diferenciación de Diocesanas. Además partimos de una posición privilegiada gracias a lo/as profes que trabajáis en este campo. No es casualidad que los dos mejores proyectos EJE de este año vuelvan a ser los de Diocesanas...

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